La falta de educación sexual tiene un impacto incalculable en diferentes áreas de nuestras vidas. Al ser el sexo un tema tabú, no se habla, ni tampoco se pregunta lo suficiente al respecto, pero aun así se buscan respuestas a las preguntas, desafortunadamente en los lugares incorrectos. Uno de esos lugares son las películas eróticas, en las que cada vez más, se basa la educación sexual de las nuevas generaciones.
A pesar de encontrarlo tentador, en este artículo no discutiré los aspectos éticos o no éticos de la industria pornográfica para alentar a que se deje de consumir, ya que el impacto está vigente y no por prohibir o ensuciar al porno la gente dejará de verlo de forma inmediata, por lo que seguirán basando mucha de su educación sexual en ello. Mi objetivo es más bien poder desmitificar la pornografía y hacer consciente a mis lectores y lectoras de que el sexo en la realidad no es como en esas películas.
Cuando hablo de sexo con mis pacientes muchas y muchos sienten que hay algo mal con ellas o con ellos porque no hacen o no les gustan las cosas como a “todas y todos los demás”. Cuando profundizamos de dónde vienen estas frustraciones y estas ideas de lo que “debería” de ser el sexo, muchas resultan ser ideas que nos ha vendido la industria pornográfica.
Ante esos casos, me gusta decirle a mis pacientes que esperar que nuestra vida sexual sea como el porno sería casi tan ingenuo como esperar que nuestra vida amorosa sea como una película de Disney. Las películas eróticas al igual que las animadas son fantasía y si deciden verlas y disfrutarlas es importante que se les vea como lo que son, películas de ficción.
Hace falta mucha educación sexual y los mitos que nos vende el porno son muchísimos. Sin embargo, hoy les quiero mencionar algunos de ellos para que estén conscientes y trabajen en quitárselos de la cabeza para comenzar a ver el sexo de una forma más realista:
- Un hombre siempre va a querer sexo: esto no es así, no todos los hombres podrán y/o querrán tener sexo en cualquier momento y en cualquier lugar.
- Cuando una mujer lubrica es porque está excitada: existen dos tipos de excitación; la física y la mental. Puede ser que una persona esté excitada físicamente (o sea que lubriqué y/o tenga una erección) y no esté excitada mentalmente. La excitación importante es la mental.
- La mujer llegará al orgasmo únicamente con la penetración: entre el 72 y el 80% de las personas con clítoris no podrán tener un orgasmo únicamente con la penetración, por lo que debe de haber estimulación externa del clítoris.
- Entre más ruidos haga una mujer en la cama mayor es el placer: no todas las mujeres hacen los mismos ruidos al tener sexo y el volumen o cantidad de ruidos no determinan el nivel de placer.
- A todas las mujeres les gusta el sexo violento: para saber cómo le gusta el sexo a una persona, te sugiero preguntarle en vez de asumir lo que le podría gustar.
- El tamaño del pene determinará el placer que siente una mujer: el tamaño del pene no es relevante, ya que las terminaciones de placer están en el clítoris, cuya estructura está al inicio del canal vaginal.
- No es necesario que el cunnilingus sea extenso, con unos segundos basta: para saber cómo le gusta el sexo oral a tu pareja y por cuánto tiempo, pregúntale para tener certeza.
- Existe un prototipo de genitales “normales”: el pensar que los genitales tienen una morfología idónea sería como pensar que todas las caras deben verse igual. Así como en el resto del cuerpo, en los genitales también hay asimetría y el tono de piel puede variar.
Estos son solo algunos de los mitos del porno en el sexo. Aceptar que las películas eróticas son ficción nos permitirá conectar y conocer cómo es realmente la sexualidad para cada quién.
Es primordial abrir el dialogo y eliminar las fantasías del porno que lejos de cooperar con la falta de información en el sexo, establece “ideales” inalcanzables que deja a sus espectadores y espectadoras sintiendo una desconexión y frustración sexual.